top of page
Buscar

Pensamiento Crítico

Hace poco hablaba con Chiara, una chica que está en sus veintitantos, sobre lo difícil que puede ser decir en voz alta lo que una realmente piensa, sin miedo al juicio. Ella está explorando el tipo de alimentación que quiere para su vida —spoiler: el que le haga bien al cuerpo y al espíritu de cada quien siempre es la mejor opción—, pero cada vez que compartía sus ideas, chocaba con una pared áspera de juicios externos (masculinos, sobre todo).


A eso se le sumaba otro obstáculo más sutil pero igual de fuerte: el juicio interno. Esa voz que nos castiga por cambiar de opinión, como si nuestras posturas fueran compromisos vitalicios. Como si decir “antes pensaba esto, pero ahora no” nos hiciera menos válidas, menos serias, menos capaces. “No sabés nada”, “no entendés”, “sos fácil de manipular”… ese es el eco que muchas veces nos devuelve el mundo.


Pero, ¿desde cuándo pensar distinto es sinónimo de no pensar?


En un mundo saturado de información y opiniones ajenas, pensar por una misma se vuelve un acto revolucionario. El pensamiento crítico no es tener respuestas definitivas, sino la capacidad de cuestionar, revisar, reformular. Es amigarse con el cambio de postura como parte natural del crecimiento. Y tener el coraje de decir: “Yo sé que antes dije X, pero hoy pienso Y”.


No es incoherencia. Es evolución.


Cambiar de opinión no nos resta valor, nos lo da. Cambiamos de opinión porque estamos vivas, atentas, en movimiento. Evolucionar el pensamiento es prueba clara de que no nos aferramos a la tentadora certeza de la norma por miedo, sino que nos abrimos a lo nuevo con curiosidad, humildad y honestidad. Pensar críticamente es también cuidarnos chicas: de las ideas impuestas, de los juicios heredados —quién sabe de quién—, de las versiones de nosotras que ya no nos representan.


Esa charla con Chiara fue super breve, al paso, pero me dejó pensando en cuántas veces retrasé mi evolución por miedo al juicio (propio y externo). También me recordó lo orgullosa que me siento de haber aprendido a restarle importancia a la valoración ajena; me recordó que soy una mejor versión que hace algún tiempo, me ayudó a reconocer el camino recorrido y el trabajo hecho. Bien por esa Ili que mutó su piel!


¿Y vos?

¿Qué idea dejaste atrás últimamente? Qué nueva forma de ver el mundo estás empezando a abrazar?

 
 
 

Comentarios


bottom of page